¿Por qué no puedo dejar de comer?

¿Por qué no puedo dejar de comer?

¿Por qué no puedo dejar de comer? Todo lo que me gusta es ilegal, es inmoral, o engordaaaaa…!! (Pata Negra). Esa canción suena en mi cabeza cada vez que me levanto del sofá a la nevera para abrirla, acordarme de que lo que me ocurre es que estoy aburrida y sola, ver que por suerte pensé en la Natalia del futuro al hacer la compra y no me aprovisioné de todo lo que me podría comer en un renuncio, y volverla a cerrar.

Esto del confinamiento es un reto emocional para todos. Si tu ritmo de vida no se ha visto totalmente alterado (como nos pasa a la gran mayoría), seguro que la excepcionalidad de la situación te afecta en algún grado.

La situación combina elementos delicados: tiempo, aburrimiento, ansiedad, incertidumbre, y en muchos casos tristeza… nos aleja de los nuestros, nos preocupamos en exceso (normal), nos impide que nos dé el sol y el aire fresco… además apenas tenemos actividad física.

Nuestro cerebro reacciona, y el mecanismo de recompensa se activa. Como mis emociones y sensaciones principales actualmente son de disconfort, mi cerebro, que está hecho para sobrevivir, me lleva a buscar placer y por lo tanto a preguntarme ¿Por qué no puedo dejar de comer?

Nuestro sistema de recompensa nos premia por realizar aquellas tareas necesarias para sobrevivir mediante sensaciones placenteras: socializar, evacuar, reproducirnos, beber agua cuando tenemos sed… y por supuestísimo, comer.

Habremos evolucionado mucho, pero nuestro cerebro sigue siendo el de la civilización cazadora-recolectora, cuando nos exponíamos a hambrunas y escasez. Por eso nos premia al consumir alimentos, y cuanto más energéticos, mejor. Aquellos ricos en calorías como los alimentos altos en grasas o en azúcares. O si se combinan estos dos, mejor. ¿Te suena? Bollería, helados, repostería, chocolate… También nos premia por los alimentos más sabrosos.

De ahí que nos enganchen alimentos procesados, con alto contenido en sal y potenciadores del sabor: ciertos embutidos, platos preparados, congelados, noodles instantáneos…

Este tipo de alimentos son altos en calorías, pero están empobrecidos nutricionalmente por lo que, a parte de las alteraciones en las sensaciones de apetito-saciedad que provocan, tu cuerpo no está obteniendo nutrientes y te va a pedir más comida.

Por lo que te recomiendo que sigas estos consejos, para ayudarte un poquito con esta situación y llevar una alimentación saludable durante el confinamiento:

  • Haz la compra después de haber comido y sin hambre.
  • Lleva una lista y mantente en la lista.
  • A todos nos apetece un capricho, permítete uno, dos a lo sumo. Quien evita la ocasión evita el peligro, y lo mejor es que no los tengas en casa.
  • Hazte con estos alimentos que te ayudan a mejorar el humor y prepárate snacks saludables (link al otro artículo).
  • Bebe tus dos litros de agua al día. Entrente con la botella (de agua) mejor que con una bolsa de patatas.
  • Ponte un cartel en la nevera “¿Realmente tengo hambre?”.
  • Haz deporte. Te ayudará a sentirte mejor, aliviar tu ansiedad, y regular tu hambre. Además te apetecerá llevar una alimentación más saludable.
  • Gestiona tus emociones con yoga, meditación y un buen descanso.…super consejo: ahora que hay tiempo, haz un curso de cocina saludable, te entretendrá y lo aprovecharás toda la vida.

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